Dentro de las licencias en palabras aisladas se encuentran los metaplasmos, siendo “un cambio de forma de las palabras individuales que la fuerza de la costumbre había integrado en el sistema lingüístico, o que estaba justificado por la autoridad de los escritores ‘consagrados’ como modelos” [1]. Los cambios fonéticos en los metaplasmos se distinguen por adición, supresión y permutación de sonidos. Por adición se encuentran “elementos no etimológicos, introducidas por razones fonéticas” [2], al comienzo de una palabra se encuentra la prótesis, en el interior la epéntesis y en el final la epítesis o paragoge. En las supresiones se diferencian la “aféresis: supresión de una vocal o sílaba al principio de una palabras, (…) la síncopa: eliminación de uno o más sonidos en el interior de una palabra, (…) y apócope: caída de uno o más elementos de la terminación” [3]. El “metaplasmo por permutación es la metátesis, que consiste en invertir el orden de sucesión de los sonidos en una palabra” [4]; y la tmesis permitida como “el desplazamiento de una parte del lexema (…) a causa de un corte y de la interposición de otras palabras” [5]. Dentro de los metaplasmos también se hallan licencias vocales métricas como la sinalefa que reside en “la fusión de dos vocales contiguas y pertenecientes a palabras distintas” [6]; opuestamente, se encuentra la dialefa “que permite medir por separado dos vocales contiguas” [7]. Por otra parte, a “la fusión de dos vocales adyacentes dentro de la misma palabra (con la eliminación del hiato por el que constituían sílabas distintas) se llama sinéresis” [8]. Su revés, es la diéresis, que “puede indicarse gráficamente mediante el signo diacrítico” [9] dando origen a dos vocales. Por último, se distinguen dentro de los metaplasmos métricos “la sístole y su contrario diástole, que indican respectivamente, en la métrica latina, el acortamiento de una vocal normalmente larga y el alargamiento de una vocal normalmente breve” [10].

Huelga decir, que el Grupo µ en su tabla general de metáboles o figuras retóricas (Ver Fig. 5.6.7, gráfico 10) distingue un número mayor de metaplasmos, los cuales los consideraremos en el ornatus como virtud de expresión y explicaremos sus estructuraciones como base para la extrapolación semiótica en la elaboración y análisis de imágenes figuradas.

Para terminar, las licencias en los grupos de palabras que se dan en las puritas como virtud de expresión encontramos las figuras gramaticales. Las figuras gramaticales están próximas “a las figuras de dicción, que pertenecen al ornatus” [11]. No obstante, “son figuras [12](gramaticales) en sentido estricto las que se producen por adición, supresión y orden. Las de sustitución pueden ser tanto figura retórica, en forma de sinónimos y de tropos (…), como figuras gramaticales” [13]. Entre ellas damos cuenta de: “(i) el uso de un adjetivo con función adverbial (…); (ii) la concordancia de un singular con un plural (…); la antiptosis o cambio de casos (…); el uso de tiempos como el presente histórico (…) y el presente con valor de futuro (…); el uso de los modos. El indicativo por el subjuntivo (…); las relaciones sintácticas incongruentes” [14], entre otras.

Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica

Autor: Christian Schaefer




[1] Op. Cit. 137.
[2] Op. Cit. 139.
[3] Ídem
[4] Op. Cit. 141.
[5] Ídem
[6] Op. Cit. 139.
[7] Ídem
[8] Op. Cit. 140.
[9] Bice Mortara Garavelli, Manual de Retórica, Cátedra, Madrid, año 1991, Pág. 140.
[10] Op. Cit. 140 y 141.
[11] Op. Cit. 150.
[12] Texto entre paréntesis por el autor de la investigación.
[13] Bice Mortara Garavelli, Manual de Retórica, Cátedra, Madrid, año 1991, Pág. 150.
[14] Ídem