Comprendido ya el aspecto pragmático de la retórica y cómo deben orientarse los distintos discursos a los distintos públicos según el contexto, podemos al fin comenzar a describir, completar y profundizar el corpus retórico (Ver Fig. 5.5.3, gráfico 1), donde “el núcleo del corpus clásico es la retórica antigua, griega y romana, en la que no sólo se encuentran los fundamentos doctrinales y la armazón estructural de la construcción, sino también una parte notabilísima de los materiales que la recubren”[1], no omitiremos los últimos estudios elaborados por los neorretóricos.
Al respecto, entenderemos el corpus retórico como modelo de consideraciones estratégicas para una comunicación carente de inocuidad, como un modelo que proporciona las variables para la generación de discursos persuasivos y por lo mismo orientados a [2]objetivos. Si bien está basado en el corpus retórico aristotélico hemos intentado complementarlo con las nuevas visiones neorretóricas.
No obstante, al intentar dar cuenta de los mayores ángulos que conforman el paradigma retórico. Lamentablemente por motivos de espacio y tiempo, en la presente tesis, hemos preferido omitir la totalidad de variables que conforman específicamente el ornatus como forma de expresión, y de la cual sólo nos referiremos a la clasificación de tropos que hace Fontanier para corresponder a los objetivos de nuestra investigación.
Fig. 5.5.3 Gráfico 1. Elaboración propia a partir de Mortara Garavelli y Alejandro López.
Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica
Autor: Christian Schaefer
[1] Bice Mortara Garavelli, Manual de Retórica, Cátedra, Madrid, año 1991, Pág. 63.
[2] Objetivos orientados al oyente como diría Aristóteles.