Por otro lado, las investigaciones desarrolladas por Gregory Bateson (1904-1980) dan origen al “Enfoque Interaccional de la comunicación”[1], el cual investiga a través de un enfoque humanista el comportamiento humano y la comunicación.

A partir de sus investigaciones realizadas en la zoología demostró que  “los tipos de operación mental que resultan útiles para analizar un campo, pueden resultar igualmente útiles en otro, el andamiaje de la Naturaleza es el mismo en todos los campos”[2].

Con los aportes extraídos de los estudios del comportamiento humano, desarrollados bajo un argumento social de interacción y aprendizaje. Bateson amplía sus observaciones, aplicándolas en la comunicación, desde donde evidencia que “la evolución de una cultura, así como  la evolución de cualquier sistema de aprendizaje, es producto de procesos típicos de interacción”[3]. Tales análisis “describen patrones regulares y direccionales que generan y mantienen las diferencias al interior de la cultura, como así también, entre las diferentes culturas”[4]. A través de esta forma los “conceptos como sumisión, competitividad y dependencia no constituyen roles estáticos, sino que describen patrones de relación entre los miembros de una cultura”[5]. Y por último, “estos procesos de interacción pueden ser descritos como simétricos o complementarios”[6], lo cual a través de este proceso se dará origen a los efectos de igualdad o jerarquía entre los miembros que componen una determinada sociedad.

Este autor  propone el “concepto de niveles de aprendizaje, planteando que toda situación de aprendizaje provee información sustantiva (el contenido, aquello que hay que aprender) e información acerca de la naturaleza de la situación (la estructura, lo que se espera del sujeto)”[7]. Además plantea que en un proceso de aprendizaje  “el sujeto no sólo aprende conductas particulares (aprendizaje I), sino que en un nivel inmediatamente superior aprende a aprender (aprendizaje II o deuteroaprendizaje),”[8]. Por consiguiente, “el sujeto aprende, además, el tipo de contexto en que su comportamiento tiene lugar”[9].

Todas estas investigaciones realizadas por Bateson son consideradas actualmente como el máximo legado en cuanto a sus  aportes para la comunicación. Sin embargo, las observaciones expuestas por

“Wiener y Neumann, entre otros, influyeron poderosamente su pensamiento, particularmente, aquellas que se refieren a la Teoría de la Información, el concepto de retroalimentación y la Teoría de juegos. Tanto es así que la teoría de la comunicación desarrollada posteriormente por Bateson y colaboradores es considerada como una de las Teorías Especiales de Sistemas (TES), puesto que comparte las definiciones, supuestos y proposiciones básicas de la Teoría General de Sistemas”[10].

Por lo anterior, Bateson en su estudio sobre la comunicación “serán aplicados conceptos como sistema, jerarquía de niveles, homeostasis,  equifinalidad, retroalimentación, etc.”[11]. Su labor en los campos de la psiquiatría lo conducirá mas tarde a plantear desde los niveles de aprendizaje al ”problema de los niveles de la comunicación. De esta forma introduce el concepto de metacomunicación para referirse a la comunicación acerca de la comunicación”[12]. A partir del “análisis de la metacomunicación concluye que la confusión entre los niveles de comunicación generaría paradojas”[13]. Por tal motivo se dedica  a estudiar  el “papel de las paradojas de abstracción en la Comunicación, desde el punto de vista de los tipos lógicos”.[14]. En esta tesis de tipos lógicos impartida por “Russell Whitehead en su obra Principia Matemática”[15], determina que hay  una “discontinuidad lógica entre clase y miembro, siendo cada uno de ellos de un nivel de abstracción o tipo lógico diferente: una clase no puede ser miembro de si misma, ni un miembro de una clase puede ser en sí mismo la clase”[16].

Para Bateson la “comunicación se basa en convenciones arbitrarias, cuya validez depende de la fe que uno tenga de ellas”[17], sosteniendo que, la “realidad es una construcción generada a partir de la comunicación entre las personas y guarda estrecha relación con las formas que estas personas aprenden a puntuar su contexto de aprendizaje”.[18]

A raíz de estas investigaciones Bateson “sugiere que la comunicación verbal humana opera en diferentes niveles contrastantes de abstracción y que la mayoría de los mensajes metacomunicativos permanecen implícitos. La comunicación se desarrolla en la escala evolutiva desde los animales que responden automáticamente a los signos que reciben, hasta aquellos que son capaces de reconocer el signo como señal, es decir, como un mensaje metacomunicativo”[19]. Bien lo ejemplifica Bateson cuando explica que “la dentellada juguetona de un animal denota un mordisco, pero no denota lo que un mordisco denotaría (combate) si el mensaje “esto es juego” estuviera ausente. El metamensaje  (esto es un juego) está implícito en el mensaje mismo (dentellada juguetona) y, por lo tanto, el mensaje  se califica a sí mismo generándose la paradoja”[20].

Para los estudios de esta tesis las investigaciones de Bateson, nos brinda una señal de alerta al sostener que “la comunicación tiene efectos pragmáticos en el comportamiento de quienes se comunican”[21]. Pues los trastornos de la comunicación, terminarían por ocasionar un trastorno en el comportamiento del ser humano, debido a los efectos pragmáticos de la comunicación.

        Es así, como las reflexiones de este autor dieron origen a la teoría de la esquizofrenia, y que posteriormente se formularon en la Teoría de doble vínculo. Esta última teoría “es defendida tanto como un conflicto entre niveles de mensajes como entre niveles de aprendizaje en la interacción entre dos personas”[22].Esto sucede,

“cuando los niveles se califican conflictivamente entre sí, la otra persona se ve enfrentada con una interacción imposible. No puede responder a un nivel de mensaje  sin violar el otro; por lo tanto está errada haga lo que haga. El doble vínculo se completa cuando la ‘víctima’ no puede abandonar  o comentar la situación imposible”[23]

Es posible observar lo que se conoce como Principio de Coherencia.

        Su la Teoría del doble vínculo es una elucidación  para comprender la esquizofrenia[24], lo que posteriormente dará luces para nuevos enfoques en la psicopatologías, estableciendo nuevos conocimientos  “hacia una forma radicalmente diferente de pensar acerca de la comunicación y el comportamiento humano”.

        Las sugerencias establecidas por este investigador  “permiten describir diversos campos de la actividad humana en términos de los niveles comunicación. Entre ellos se encuentran el juego, el humor, ritual, poesía, ficción y la hipnosis. Los aforismos[25] del budismo Zen también proveen una fuente de inspiración para ejemplificar el doble vínculo”[26].       

        El marco epistemológico que sostiene Bateson en su estudio de la comunicación y sus comportamientos interactivos, sustituye los modelos tradicionales de comunicación como los planteados por David Berlo, Shannon y Weaver, entre otros[27]. Los enfoques mencionados han incorporado el modelo clásico de las ciencias exactas en relación al comportamiento del ser humano y la comunicación. Por este motivo “que los enfoques mencionados hayan sido denominados enfoques direccionales de la comunicación”[28]. Desde este punto de vista la comunicación se presenta como un proceso, en el cual se produce una cadena ordenada, cuyo principio se da en el emisor para luego finalizar en el receptor. El cual lo podemos denominar como modelo lineal de comunicación. Debido a este proceso comunicacional  es posible distinguir que  la “ley  de la causa y efecto sería el principio explicativo adecuado para los comportamientos del receptor”[29]. De esta manera el “proceso de comunicación es considerado como una relación en que una persona comunica, controla o le hace algo al receptor”[30]. Los  cambios provocados en el oyente proceden como unas “variables dependientes del comportamiento inicial e intencional del emisor”[31]. Es posible distinguir en esta etapa un control y manipulación del emisor. Lo anterior supone que aunque se invierta “la cadena de eventos no modifica el proceso; éste continúa siendo lineal, puesto que las fases del proceso no son de causalidad mutua, sino que cada fase precede o sigue a la otra, implicando una relación causal lineal entre emisor y receptor”[32].

        Lo anterior manifiesta que la manera en que esta tesis e investigación aborda el tema de la comunicación se presenta de manera circular y no lineal.

 

Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica

Autor: Christian Schaefer




 

[1] Alejandro López y cols. Introducción a la Psicología de la comunicación, Ediciones Universidad Católica de Chile, 3º Edición 1995, PP:125

[2] Op. Cit.125

[3] Op. Cit.125

[4] Op Cit126

[5] Op. Cit 126
[6] Op. Cit:126
[7] Alejandro López y cols. Introducción a la Psicología de la comunicación, Ediciones Universidad Católica de Chile, 3º Edición 1995, PP:126
[8] Op. Cit. 126
[9] Op. Cit. 126
[10] Op. Cit 127
[11] Op. Cit 127
[12] Op. Cit 127
[13] Op. Cit 127
[14] Alejandro López y cols. Introducción a la Psicología de la comunicación, Ediciones Universidad Católica de Chile, 3º Edición 1995, PP:128
[15] Op. Cit. 128
[16] Op. Cit. 128
[17] Op. Cit. 127
[18] Op. Cit. 127
[19] Op. Cit. 129
[20] Op. Cit. 130
[21] Op. Cit. 131
[22] Alejandro López y cols. Introducción a la Psicología de la comunicación, Ediciones Universidad Católica de Chile, 3º Edición 1995, PP:131
[23] Op. Cit. 131
[24] Es importante señalar acá que la patología de la esquizofrenia se produce por la estructura del discurso, en este caso, paradójico.
[25] Esto nos permitiría inferir que el uso de estructuras trópico-figurativas tienen incidencias pragmáticas. Si nos comunicamos paradójicamente, metafóricamente, sinecdóticamente, etc.
[26] Alejandro López y cols. Introducción a la Psicología de la comunicación, Ediciones Universidad Católica de Chile, 3º Edición 1995, PP:132
[27] Es interesante comentar que la literatura de marketing aun sostiene sus modelos de comunicación desde la mirada de estos autores.
[28] Alejandro López y cols. Introducción a la Psicología de la comunicación, Ediciones Universidad Católica de Chile, 3º Edición 1995, PP:139
[29] Op. Cit.140
[30] Op. Cit 140
[31] Op. Cit. 140
[32] Op. Cit.140