Las gestiones comerciales a largo plazo requieren de acciones a corto y mediano plazo concernientes al marketing operativo o táctico. El marketing táctico considera “una mezcla de marketing, es decir, la combinación de un producto, la manera en que se distribuirá y se promoverá, y su precio”[1]. Por lo que el diagnóstico industrial, visualización de necesidades, segmentación de mercado y posicionamiento se operan por medio de la elaboración de satisfactores, su disponibilidad en el mercado, la definición de sus políticas de precios y la promoción o comunicación de sus gestiones estratégicas y tácticas.

Por cuanto, la gestión comunicacional estará a cargo de dar conocer el posicionamiento, los precios, productos y disposiciones del satisfactor.

Lo anterior no permite inferir que las comunicaciones estratégicas no sólo actúan en los niveles del marketing estratégico, apoyando los posicionamientos deseados. Además, éste contribuirá desde niveles tácticos u operativos, relacionando las marcas de las organizaciones con sus precios o condiciones de intercambio, cadenas de distribución, características y beneficios de bienes tangibles o intangibles. Al respecto, Reinares sostiene que “tan importante como lo que se dice es la forma en que se dice”[2], agregando que, “la elección y concepción de un mensaje depende fundamentalmente de los siguientes aspectos: el objetivo de la estrategia de comunicación, las características de los receptores y los medios de comunicación utilizados para transmitirlos”[3]. Lo anteriormente mencionado, demuestra la inquietud de esta tesis, cómo podemos crear un diferencial estratégico en el cómo decimos al mercado y no el qué decimos al mercado.

Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica

Autor: Christian Schaefer




 

[1] William Stanton, Fundamentos de marketing, McGraw-Hill, Décima Edición, México, 1995, pp. 84
[2] Pedro Reinares L. Gestión de la Comunicación Comercial, McGraw-Hill, España.1999,pp.4
[3] Op. Cit. 4