De las siete clases que configuran el ornatus de Fontanier, las dos primeras corresponden a los tropos (Ver. Fig. 5.6.8.2, gráfico 12), diferenciándolas entre: tropos propiamente dichos concernientes a las figuras del significado que se dan en palabras individuales; y los tropos impropios que se dan origen a las figuras de la expresión en grupos de palabras.

De las figuras de la expresión o tropos impropios, Fontanier, los clasifica por ficción, reflexión y oposición. Así, los primeros, por ficción, originan: la personificación, la alegoría, el alegorismo, la subjetificación y el mitologismo. En el segundo grupo, por reflexión, encontramos: la hipérbole, la alusión, la metalepsis, la asociación, las lítotes, la reticencia y la paradoja. En el último grupo, por oposición, encontramos: la preterición, la ironía, la epítrope, el asteísmo y la contrefisión. (Ver. Fig. 5.6.8.2, gráfico 12).

En los tropos propiamente dichos que incumben a las figuras del significado encontramos: la metonimia, la sinécdoque y la metáfora. (Ver Fig. 5.6.8.2, gráfico 13).

La separación que hace Fontanier de las dos clases de tropos se debe no sólo a las palabras empleadas para el cambio de significación, sino porque el sentido figurado del grupo de palabras produce “una catacresis (…), esto es, de una extensión abusiva (…) del sentido” [1].

Es muy importante esta distinción que ofrece Fontanier. Primero, porque nos permite el análisis exhaustivo de cada tropo según su clase (metáfora, metonimia y sinécdoque); y segundo, porque para efectos de esta tesis nos limita el campo de investigación permitiéndonos su factibilidad.

        En consecuencia, como nuestro interés es el estudio del uso de tropos en la elaboración de mensajes persuasivos y su eventual incidencia en la interpretación en los públicos, nos limitaremos a analizar los tropos propiamente dichos según la clasificación del francés Fontanier, o sea, la metonimia, la sinécdoque y la metáfora. Primero, porque los mencionados tropos se manifiestan preceptivamente en todas las enumeraciones y clasificaciones desde las escuelas clásicas, pasando por Quintiliano, Arbusow y Lausberg, hasta los neorretóricos como Perelman y el Grupo µ.

Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica

Autor: Christian Schaefer




[1] Bice Mortara Garavelli, Manual de Retórica, Cátedra, Madrid, año 1991, Pág. 164.