Dentro de las unidades de percepción, el sistema visual depende de una programación la que se encuentra codificada en las demostraciones de figura. Con respecto al tema de los objetos y su percepción se plantea que es “el paso de la circunstancia a la serie, del acontecimiento al tipo, lo que permite introducir el concepto de objeto. Y aquí entramos definitivamente en el dominio de lo cultural, y por lo tanto, de lo relativo”[1]. Al hablar de objeto se parte de la premisa de que es “la forma reconocida, capaz de acompañar a tal requerimiento de información. En otras palabras cuando aparece como una suma de propiedades permanentes”[2]. Existe, además otro elemento que forma parte de un objeto y que es” su carácter funcional y pragmático”[3]. A esto se agrega que si  “nuestra percepción aísla los invariantes en la masa de las informaciones sensoriales, es evidentemente en función de objetivos prácticos: estos invariantes son una guía para la acción del sujeto. Las propiedades del objeto se vuelven, así, factores de decisión”[4]. Desde una perspectiva pragmática el Groupe µ sostiene que la figura se “constituye de manera simple como la suma de cualidades consistentes, las cuales conllevan a una acción. Para ellos, el Groupe µ, “el signo es por definición una configuración estable cuyo papel pragmático es el de permitir anticipaciones, recuerdos o sustituciones  a partir de situaciones. El signo tiene una función de devolución que sólo  es posible mediante la elaboración de un sistema”[5]. En esta área de estudio ya se puede percibir una  función semiótica  “la noción de objeto no es separable de la de signo. En cualquiera de los dos casos, es un ser que percibe y que actúa, imponiendo su orden a la materia no organizada, transformándola así, mediante la imposición de una forma – la palabra forma y es tomada esta vez en sentido Hjelmsleviano- en una sustancia”[6]. En efecto la forma de adquirir y transmitir un aprendizaje se convierte en un sistema social o cultural. De cierto modo “se ve que la percepción es semiotizante, y que la noción de objeto no es objetiva. Es un compromiso de lectura del mundo natural”[7].

 

Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica

Autor: Christian Schaefer




 

[1] Op. Cit., p. 69
[2] Ídem., p. 69
[3] Groupe μ, Tratado del signo visual, Ediciones Cátedra, S.A., 1993, Madrid, p. 70
[4] Ídem., p. 70
[5] Ídem., p. 70
[6] Ídem., p. 70
[7] Ídem., p. 70