En los argumentos de relación por sucesión o argumentos causales Perelman y Olbrechts-Tyteca distinguen tres tipos:”la primera presenta dos hechos sucesivos en relación de causa y efecto (…); la segunda busca inferir la causa por el hecho dado; la tercera predice el efecto posible de un suceso conocido”[1].
Además de los anteriores, estos autores distinguen y analizan otros cuatro tipos de razonamientos basados en la relación de causa y efecto: argumento pragmático, argumento del aprovechamiento, argumento de dirección y argumento de superación.
El argumento pragmático es “el que permite valorar un acto o un suceso en función de sus consecuencias favorables o desfavorables”[2]. Además, complementan instando que “’si se quiere minimizar un efecto, bastará presentarlo como una consecuencia; si, en cambio, se quiere enfatizar su importancia, deberá presentarse como un fin’). Las consecuencias (no deseadas) y los fines (deseados) pueden contraponerse”[3].
El argumento de aprovechamiento consiste en “inducir a alguien a proseguir una acción ya emprendida o a persistir en una línea de conducta que, si se abandonara o se interrumpiera, provocaría el desaprovechamiento de las energías y de los medios que ya han sido empleados”[4].
El argumento de dirección se basa en el “fraccionamiento de los problemas para hacer más fácil su resolución”[5]. Cuando se ha logrado consensuar “sobre puntos intermedios, se puede llegar a aceptar lo que inicialmente era inadmisible” [6].
El argumento de superación se basa en “desplazar indefinidamente hacia delante los límites de acción, ya sea en la atribución de cualidades o valores, en la prevención de consecuencias, o en la prospección de desarrollos ulteriores, etc. Dado un proceso, cada momento nos es más que el punto de partida del momento siguiente”[7].
Extracto del texto Original: Retórica y Comunicación Estratégica
Autor: Christian Schaefer